A inicios del año 2020 no teníamos ni idea que estábamos dándole la bienvenida al año en que seríamos testigos y protagonistas del cambio de una Era debido al coronavirus…que sería cuestión de unos cuantos meses para ver trastornados nuestros planes, agendas, compromisos, proyectos y el sin fin de cosas en las que ocupábamos nuestro tiempo presente y futuro,  que sin darnos cuenta nos programamos para estar en alerta, corriendo, viviendo el día a día¨ y estresándonos  por cosas que hoy extrañamos:  ir a la oficina, convivir con nuestros compañeros de trabajo, estar en familia e incluso he visto un par de comentarios que hasta extrañan estar en el tráfico, de regreso a casa…

¿Por qué  añoramos esas cosas que antes “nos estresaban tanto”? y deseamos regresar a “esa rutina” que nos mantenía agotados y sobre ocupados? 

La respuesta es sencilla y es porque todo eso representa la zona segura, en donde el día a día lleno de actividades, quehaceres nos impedía darnos cuenta que mucho del estrés y ansiedades que vivíamos no eran debido a las circunstancias sino a nuestra manera de percibirlas. 

Hoy estamos en otras circunstancias…muy adversas SI y de las que no tenemos control, pero también tenemos frente a nosotros una enorme OPORTUNIDAD, la misma que teníamos antes y que no nos permitimos VER ni asumir, la OPORTUNIDAD DE CAMBIAR. 

Por naturaleza, todo cambio genera estrés y ante esto tenemos dos comportamientos que se activan de manera espontánea, nos preparamos para HUIR o para ATACAR, esta reacción es instintiva y está presente en todos los seres humanos, ya que es el mecanismo de supervivencia.

Por eso, es que ante la emergencia que vivimos globalmente por la pandemia del coronavirus, también se evidencia un alza en los niveles de agresividad, intolerancia, irritabilidad, depresión, y ansiedad, porque nuestro mecanismo instintivo de supervivencia está activado…unos nos hemos preparado para el ATAQUE… inconscientemente estamos listos para «luchar», en un estado de alerta y tensión continua que empieza a evidenciarse en nuestra salud con manifestaciones como el insomnio, tener un sueño no reparador, dolores musculares, problemas gastro intestinales o también en nuestro cambio de ánimo: nos encontramos más irritables con aquellos que nos rodean, principalmente nuestra familia, porque nuestra mente instintivamente está enviando la orden a nuestro organismo a que ante la amenaza debemos estar listos para luchar.

La otra reacción es la de huida, pero al vernos imposibilitados para escapar de un enemigo que no vemos, causante del colapso en nuestra rutina, y que cada vez pareciera cobrar mayor fuerza, entonces somos vulnerables a experimentar frustración,  tristeza, depresión y ansiedad, tal y como ha sido expuesto en la encuesta de la Universidad Gerardo Barrios (UGB),que reflejó que la desesperanza, impotencia y tristeza eran los sentimientos más experimentados por la población a causa de la pandemia de covid-19.

La reacción de ataque o huida es la resistencia natural al cambio, la respuesta humana de percibirlo como una amenaza, entonces ¿Cómo podemos decir que esto es una OPORTUNIDAD, si instintivamente lo vemos como una amenaza? 

La respuesta está en empezar a dominar las reacciones instintivas naturales, trayéndolas a un plano consciente para modificar nuestra reacción, la oportunidad es precisamente esa, que podamos empezar a dominar nuestras percepciones más antiguas que disparan nuestros mecanismos de alerta y modificarlas para obtener el bienestar y calidad de vida que necesitamos.

Es cambiar de enfoque y ver que todo cuanto estamos viviendo es nuestro mecanismo de SUPERVIVENCIA activado. 

Para ejemplificarlo de manera más clara, pensemos en el caso de dos pacientes «Mariana y Luis» (nombres ficticios), ambos con niveles de estrés alto, producto de la situación actual.

Luis se encuentra en estado de «ataque» con múltiples dolores por la tensión acumulada: dolores musculares continuos, gastritis, reflujo, insomnio e irritabilidad e intolerancia continua. 

Mariana en un estado depresivo y ansiedad que también le ha pasado factura: pensamientos de desesperanza y temor continuos no solo hacia la amenaza del coronavirus sino a la incertidumbre de lo que pasará en el futuro.

Ambos son el ejemplo de lo que quizá muchos están viviendo y sintiendo en estos momentos.

¿Qué ha hecho Mariana?

Mariana ha reconocido su depresión y ansiedad, como resultado del temor continuo que ha fortalecido a través de sus pensamientos, se ha dado cuenta que la «amenaza» actual la ha puesto en «modo huida» y al no poder hacerlo se ha aferrado a una de las emociones primarias del ser humano: el MIEDO.

Ahora que sabe y reconoce que su reacción instintiva la ha llevado a aferrarse al MIEDO como mecanismo de supervivencia y que este en lugar de ayudarle está deteriorando su calidad de vida, ha traído al plano consciente la decisión de cambiar esa reacción y sustituirla.

¿Cómo?

  1. Identificando sus pensamientos, y siendo un “policia” de estos, ella ha comprendido que su miedo ha sido alimentado por lo que piensa, y esto viene en gran medida por lo que ve y escucha, por eso ha decidido dejar de “engordar sus temores”, y los ha puesto a “dieta”: se ha restringido aquellas cosas que alimentan su estado mental de temor como escuchar las noticias, interrumpir o desviar pláticas que le generen ansiedad.
  1. Hablando de sus emociones con personas que ama y con quien se siente comprendida y escuchada. Desahogando sus pensamientos y temores. Mariana sabe que su estado de ansiedad y depresión ha generado en ella un “aislamiento” y por eso necesita conectarse con personas de su confianza, esto le ayuda a liberar oxitocina, la hormona del apego o del amor y con esto a disminuir sus niveles de estrés. 
  1. Escuchar y aferrarse con la misma intensidad y frecuencia con la que se ha dedicado a alimentar su temor pero ahora hacia la serenidad. Cuestionando las cosas a las que teme y venciendo una a la vez, poniendo pequeños retos cada día para tener pequeñas victorias, que activen en su cerebro el sentimiento de recompensa.  
  1. Educando su mente para vivir y disfrutar cada día, repitiendo  que esas 24 horas las va a dedicar a fortalecer su instinto de supervivencia hacia la valentía en lugar del temor. 
  1. Incorporando en su rutina cosas que le gusta hacer o retandose a aprender cosas nuevas, porque sabe que esto tiene un impacto directo en su cerebro y en la sensación de placer.
  1. Pero lo más importante que ha hecho Mariana es abrazar día a día un pensamiento al que se aferra cuando se ve expuesta al cambio de realidad que la pandemia ha traído consigo: cuando ve a su alrededor los negocios cerrados, la gente con mascarillas, los lugares que solía frecuentar vacíos, las noticias desalentadoras  y el panorama que detona en ella no solo el temor, sino la tristeza y nostalgia de la vida que tan solo un año atrás solía tener, se repite “No viviré en el pasado, si estoy aquí y ahora, viviendo esta parte de la historia de la humanidad es porque tengo la capacidad, la habilidad para ser parte de este momento y porque puedo descubrir y hacer uso de una nueva fuerza, valentía y coraje que está esperando ser parte de mí”.

Mariana está renaciendo…se está dando la oportunidad de transformar sus reacciones instintivas hacia el cambio y la adversidad en nuevas emociones, más saludables, empáticas y compasivas con ella y con el resto de las personas.

Ahora miremos el caso de Luis, quien al igual que Mariana se encuentra en las mismas circunstancias a nivel general. 

Como mencionamos arriba Luis está en “modo ATAQUE”, pero él no se ha percatado que sus pensamientos están detonando también una emoción primaria: la IRA, misma que se ve reflejada en un constante estado de insatisfacción, irritabilidad e intolerancia ante todo y todos. 

También él tiene tristeza, pero a diferencia de Mariana, Luis la manifiesta a través de enojo, impaciencia y queja continua. 

En su salud tiene numerosos síntomas como resultado de mantenerse en este estado de “ataque continuo” y ya cuenta con un repertorio de médicos y tratamientos que ha seguido sin tener los resultados que busca: sentirse mejor.  

¿Por qué ?, porque Luis no ha entendido que su cuerpo está hablándole y está diciéndole a gritos que su estado de salud actual, tiene estrecha relación con el estado de su salud mental. 

Luis no ha podido darse cuenta que su mecanismo de supervivencia instintivo se ha activado, y que parte de sus malestares, son producto de la frustración, impotencia y enojo que siente ante la situación que está viviendo.

Su falta de reconocimiento de sus pensamientos, emociones y acciones le mantienen sumido en el mismo estado de ánimo y padeciendo los mismos síntomas o incluso añadiendo más. 

Al igual que Mariana, él también se ha “aislado”, por el sentimiento de “incomprensión” que percibe a su alrededor, sin darse cuenta que sus acciones han llevado a que los que están más cerca se retraigan por no poder conectarse con el, ya que invariablemente la frustración que siente, la manifiesta a través del conflicto. 

Luis sobrelleva el cambio con la respuesta instintiva de ataque, y a medida que lo hace las fortalece y reafirma, haciéndolo propenso a continuar con niveles de estrés elevado y a presentar más malestares derivados de esto.

¿Con quién te identificas? 

Ser sincero con la respuesta nos ayudará a empezar a tomar las acciones necesarias para aprovechar la oportunidad que tenemos de renacer frente a la adversidad. 

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