Por Dr. Rafael Martínez/Médico neurocirujano.
A pesar de que no le damos la importancia debida, nos damos cuenta que cada día el estrés es una enfermedad con implicaciones graves y mortales.
Muchas personas que padecen de estrés crónico pueden al final sucumbir por las presiones de la vida diaria; ya sean por las preocupaciones, angustias o ansiedades, miedos o frustraciones que repercuten en el funcionamiento de nuestro organismo.
La muerte por estrés no es directamente ocasionada por la enfermedad, casi siempre se muere por las consecuencias derivadas de este, por ejemplo accidentes cerebrovasculares ya sea hemorrágico o trombótico, conocidos como derrame, de igual forma puede afectar el corazón y fallecer de un infarto cardíaco. Aunque no solo estas enfermedades relacionadas al estrés ponen en peligro la vida de las personas, trataremos de explicar qué sucede en el estrés.
Una de las formas para entender lo que sucede con el estrés es que nos imaginemos que nosotros vivimos dentro de un cuartel. Cada uno tiene funciones diferentes, así está el pintor que se encarga de mantener sin manchas las paredes del edificio; así también está el jardinero que se encarga de mantener las plantas, el césped y todo el ornato del recinto; el cocinero que se encarga de preparar cada uno de los platos del menú; el ayudante de cocina que se encarga de pelar las papas; el electricista que se encarga de mantener en forma apropiada las instalaciones eléctricas y así podríamos definir las funciones de cada miembro.
Un día suena la alarma del cuartel y se sabe que el enemigo viene al ataque.Cada integrante toma una actitud diferente, esto no quiere decir que el ayudante de cocina se va a poner a pelar más papas pensando que habrá más número de invitados al cuartel, ni tampoco que el pintor se apresurará en su labor para que cuando los enemigos lleguen vean más bonitas las instalaciones. En ese momento cada uno deja de realizar sus funciones toma su fusil y se ubica en posición de defensa del cuartel, no importa la pintura, el ornato, la cocina o cualquier otra labor.
Lo mismo sucede en nuestro cuerpo cuando sufrimos de estrés, se activa la alarma y las células se preparan para la batalla. Las que se encargaban de la limpieza, la restauración o regeneración, las encargadas de nutrición dejan de realizar sus actividades, pues existe una función prioritaria y es la defensa de todo el organismo. La persona permanece en ese estado durante todo el día. Al llegar la noche, si pudo reposar un poco, muy temprano o en la madrugada vuelve a activarse la alarma y se continua en ese estado hasta que nuestra energía se consume, nuestro sistema de defensa se debilita y aparecen las enfermedades relacionadas con el estrés.
El estrés es un mecanismo de defensa que nos permite prepararnos para defendernos o huir de las amenazas y así ocurren cambios en el organismo para tal fin, entonces puede haber un aumento de la frecuencia cardíaca para llevar más sangre a algunas partes del cuerpo, por ejemplo los músculos para salir corriendo. Aumenta la respiración para que exista mejor oxigenación de algunos órganos y tejidos. Disminuye la circulación a nivel de estómago e intestinos ya que la digestión en ese momento no es una prioridad y así hay grandes cambios en el funcionamiento de nuestros órganos y sistemas. Una parte importante para explicar las implicaciones en el cerebro y el corazón en la formación de los infartos o derrames es la activación del sistema de coagulación, el cual responde en caso de que seamos heridos para no permitir que nos vaciemos en sangre. Este mecanismo es efectivo ante una herida en este estado de alarma y emergencia crónica, al estar activado hace que se puedan formar coágulos adentro del torrente sanguíneo y estos al viajar en el cerebro y el corazón tapan las arterias produciendo los infartos que pueden ser mortales.
Es necesario tener presente que el estrés crónico en una enfermedad grave y amerita tratamiento para evitar las posibles complicaciones.